El viejo, la pipa y el tabaco.

Creo que nunca fue de los que despiertan y comienzan el día con una sonrisa, le era difícil soñar... era evidente que en sus tobillos la realidad habia puesto grilletes con candados y sin llave que no le dejaban volar, escondía mil gritos que formaban silencios ensordecedores, constantemente le veía en búsqueda de algo con lo que seguir engañandose para intentar dibujar una sonrisa en su amargo rostro.

Me preguntaba si alguna vez lo vería sin esa bolsita de tabaco y su pipa...

Un día, hace mucho tiempo se me acerco pidiendo fuego y en vez de dar las gracias dijo - inexpresivo como siempre - una hermosa frase que me ha servido hasta hoy y jamás olvidare "a veces hay días que es mejor fumarselos", y se largó.